La cédula de habitabilidad es un documento que a menudo se pasa por alto, pero que es de vital importancia para vivir en cualquier vivienda en España.
Contrariamente a la creencia popular, esta cédula es necesaria antes de mudarse a cualquier vivienda, de lo contrario el propietario de la misma puede arriesgarse a recibir multas. La buena noticia es que la cédula de habitabilidad es relativamente fácil de obtener.
En este artículo te contamos por qué es importante, cuáles son los tipos disponibles y cuándo vas a necesitarla.
¿Qué es la cédula de habitabilidad?
Se trata de un documento oficial que confirma que una vivienda reúne las condiciones necesarias y básicas para vivir en ella, y que es totalmente legal en todos los aspectos.
Un arquitecto técnico autorizado debe hacerse cargo de inspeccionar la vivienda, asegurándose de que el edificio cumple una serie de requisitos sanitarios, dimensionales y de seguridad.
La cédula de habitabilidad es necesaria para conectar los suministros básicos para cualquier hogar como la electricidad, el gas y el agua.
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Por lo general, una cédula de habitabilidad tiene una validez de hasta 10 años. Sin embargo, esto puede variar en función del tipo que se solicite o de la ubicación de la vivienda en el país (en Cataluña tiene una vigencia de 15 años, por ejemplo).
Tipos de cédula de habitabilidad
Existen tres variantes de este certificado que se corresponden directamente con la antigüedad de la vivienda o con una determinada fase de construcción.
Naturalmente, la ley establece normas de exigencia más estrictas para las viviendas que son nuevas. Veamos las diferencias entre las tres formas principales de este documento.
Cédula de habitabilidad de primera ocupación
Este tipo de Cédula de Habitabilidad debe solicitarse con todas las viviendas de nueva construcción. Como ya se ha dicho, en las viviendas de nueva construcción las condiciones exigidas son más modernas y exigentes, por lo que es el tipo de cédula más exigente.
Cédula de habitabilidad de primera ocupación por rehabilitación
Este documento se refiere a una vivienda producto o resultado de una intervención o proceso de rehabilitación. Es necesaria cuando se realizan renovaciones o reformas que pueden modificar sustancialmente el entorno original de una vivienda. Es el caso, por ejemplo, de las viviendas en las que se ha producido una redistribución de los espacios originales.
Cédula de habitabilidad de segunda ocupación
Esta parte se refiere a una vivienda ya construida y previamente habitada. Es el tipo de documento que deben solicitar las viviendas existentes cuando la cédula de primera ocupación ha caducado. Esencialmente, se trata más de una renovación de la cédula inicialmente concedida que de una nueva.
¿Cómo conseguir una cédula de habitabilidad en España?
Las cédulas de habitabilidad y de primera ocupación sirven para garantizar que la vivienda que quieres adquirir ha sido tanto aprobada como construida según el proyecto. Sirve para comprobar las responsabilidades del constructor y que éste ha terminado la vivienda tal y como se propuso en un principio. En el pasado, el hecho de no hacerlo ha causado problemas cuando los nuevos propietarios intentaban hacer cambios en sus contratos de electricidad, por ejemplo.
¿Cómo saber si tu casa tiene cédula de habitabilidad?
Si no estás seguro de tener una cédula de habitabilidad válida, puedes ponerte en contacto con nosotros y lo comprobaremos en tu nombre. Cuando los clientes nos contactan para vender apartamento rápido o cuando compramos una casa al contado, la cédula de habitabilidad es lo primero que comprobamos.
Si quieres comprobarlo tú mismo deberás ponerte en contacto con el ayuntamiento de la ciudad donde esté ubicada la vivienda. Deberás presentar una copia de tu DNI y una Nota Simple del Registro de la Propiedad con los detalles de la vivienda.
Si tienes un comprador a la vista, lo último que quieres es perderlo por no tener la documentación correcta. También querrás asegurarte de que quienes hereden tu propiedad no tengan dificultades para hacerlo cuando llegue el momento. Asegurarte de que la cédula de habitabilidad está disponible es una de las maneras de permitir que se produzca una transición de propiedad sin problemas.
Excepciones a la exigencia de cédula de habitabilidad
Hay muy pocas circunstancias en las que la cédula no se considere obligatoria.
Por ejemplo, si se acordara no entregar el documento en la venta de una vivienda preexistente, podría ser por los siguientes motivos:
- El comprador quiere renovar o demoler la vivienda.
- El uso previsto del inmueble puede ser distinto al de una vivienda.
- El certificado puede tramitarse posteriormente por una serie de razones justificadas. No obstante, será necesario presentar la solicitud de cédula de habitabilidad. De este modo se demostrará que las condiciones de la vivienda son óptimas para obtener la cédula.
Esto es sólo un ejemplo aplicado a la venta de una vivienda, pero cada caso (alquiler, solicitud de hipoteca, etcétera) tiene sus diferentes exenciones.
¿Quién es responsable de la cédula de habitabilidad?
En el caso de una propiedad en alquiler, la cédula de habitabilidad es responsabilidad exclusiva de la persona que tiene la escritura de propiedad. Esta persona es quien deberá solicitarla y pagarla.
Si por el contrario se trata de la venta de una propiedad, generalmente se espera que el vendedor gestione y pague el proceso de certificación. Sin embargo, en algunas situaciones, ambas partes pueden acordar que sea el comprador quien se encargue de obtener el certificado.
¿Qué ocurre si no tengo la documentación del certificado?
Desgraciadamente, puede ser frecuente que se venda un inmueble sin la cédula de habitabilidad, lo que suele ocurrir con compradores desinformados. Si todavía estás tramitando la compra de una vivienda, da prioridad a tratar la cédula con el propietario actual para evitar cualquier complicación futura.
Si no encuentras la cédula o no la has recibido nunca, puedes acudir al Ayuntamiento para intentar que te faciliten una copia. En caso de que no te concedan dicha copia, deberás solicitar una cédula nueva y pagar por la sustitución de la misma.